Alba Cortas (Caceres, 1991) presenta Binocular, su primera exposicion individual en la galeria sevillana Zunino
Alba Cortés (Cáceres, 1991) presenta Binocular, su primera exposición individual en la galería sevillana Zunino. Muy presente en el panorama actual del arte contemporáneo andaluz y galardonada en diversas convocatorias, ya pudimos ver parte de su trabajo reciente en la exposición que también tuvo lugar en Zunino „Paisajes desde el silencio‟ (junto a los trabajos de Bea Sánchez). Ahora nos presenta nuevos trabajos ligados a su estancia de investigación de tesis en Cork (Irlanda).
Es inevitable que ante una vivencia futura construyamos una serie de expectativas relativas a dicha vivencia. Pongamos un ejemplo (y no es fortuito): un viaje a un lugar que nunca hemos visitado. Antes de llegar al lugar en cuestión lo hemos reproducido en nuestro imaginario. Una idea, a priori desconocida, es dotada de una fisionomía, un cromatismo e incluso una atmósfera muy concretas. A esto tendríamos que sumarle (más aún teniendo en cuenta los tiempos que corren) aquellas percepciones previas que nos llegan en forma de postal, fotografías en las redes sociales, medios de comunicación, películas, documentales, libros, etc. Todos estos factores generan un armazón que circundan previamente a la idea del lugar. Tras la llegada a éste, ese armazón sufre un proceso de deconstrucción y reconstrucción, ya no cimentado sobre esas expectativas y percepciones previas, sino sobre la propia experiencia y las percepciones a las que se acceden a través de esta.
„Binocular‟ plantea una reflexión en torno a la imagen como un fragmento descontextualizado de la realidad, de la verdad. Un planteamiento sobre cómo nos enfrentamos a esa supuesta realidad y sobre como ésta se ve distorsionada a través de los dispositivos y los contextos mediante los cuales la observamos. Es curioso que el concepto de imagen denote un carácter representativo, casi objetivo, y que comparta su origen etimológico con el verbo imaginar, que a su vez denota subjetividad y relatividad. Ambos términos proceden del término latino imago (retrato, copia, imitación). Una disyuntiva que hace que Alba Cortés se plantee el cómo enfrentarse, no sólo a las imágenes entendidas como representación física de la realidad (una foto, una postal o un documental), sino como fruto de la percepción sensorial (lo que perciben nuestros sentidos cuando observamos un paisaje) desde la mayor veracidad posible.
Es aquí donde aparece la pintura, derribando barreras que encorsetan, por ejemplo, a la fotografía. La plasticidad pictórica permite a la artista imprimar a la imagen que se va a crear, a esa representación de la realidad, de los matices que surgen tras enfrentarse de forma experimental a dicha realidad. Alba Cortés transfiere desde lo puramente físico y formal a lo empírico la capacidad de la representatividad, de dotar de verdad a la obra. La pintura como intermediaria entre la realidad y la artista, entre la artista y el/la espectador/a. En definitiva, la pintura como la traducción más veraz y sincera de la realidad que un/a artista puede llevar a cabo.
Guillermo Amaya Brenes